Siempre que acabamos el torneo, tengo cuatro sentimientos contradictorios: alivio, alegría, pena y extrañeza.
Alivio porque se han acabado varias semanas de trabajo y tensión y muchas horas de dejarnos las pestañas. También alegría por los pequeños éxitos conseguidos (las normas, los bloques de elo). Pena, porque con el fin del torneo dejamos de ver a buenos amigos, a colaboradores, a gente que da lo que puede porque Mislata siga adelante, porque el ajedrez valenciano tenga al menos un torneo. Y extrañeza al ver que un año más hemos podido hacerlo, un año más y ya van muchos...
Como se han publicado muchas crónicas en las web amigas: Ajedrez Valenciano, Inforchess y en la página de la FACV y hay muchísima información en la web del club, no me he explayado mucho aquí.
Mcuhas gracias a todos los que habéis venido y muchas gracias a todos los que habéis puesto vuestro granito de arena para que esta utopía siga adelante.
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