domingo, 5 de octubre de 2008

Viaje al país del ajedrez (2)

Mr. Eiriksson, presidente del Akureyri Skákfelag me dijo que iba a jugar con su equipo en una competición por equipos islandesa. Así que pensé que sería un torneo flojillo, sin grandes aspiraciones, preví que jugaría unas cuantas partidas tranquilas y facilonas en el equipo de mi pueblo de adopción. Llegamos en autobús al local de juego, un hermoso colegio (público, por supuesto) a las afueras de Reykjavik. Había jugadores de todas las edades: equipos de niños y equipos de veteranos. Me senté donde me dijeron y empecé a moverlas. Es difícil ubicarte cuando las instrucciones te las dan en islandes, esa lengua con mil años de antiguedad, ese latín del norte, como dijera Borges.
Cuando llevaba un ratito jugando, me di cuenta de que la cara de alguno de los jugadores que estaban sentados cerca de mí, me sonaba; pero no le di importancia. Luché durante un rato e hice tablas. Cuando me levanté mascullando "Sorry, only draw with White..." los companyeros del equipo empezaron a felicitarme. Entonces, empecé a comprender: había hecho tablas con un G.M. lituano y el torneíllo que estabámos jugando era la máxima competición islandesa por equipos, el ambiente informal y relajado y el hecho de que jugáramos a 8 tableros, me había engañado, las caras que me sonaban eran las de Hjatarsson, Van Wely y otros G.M. Comprendí también que nuestro equipo era el más flojillo y que me habían puesto en los primeros tableros para que me llevara yo las bofetadas.
Efectivamente, las cosas al día siguiente no fueron tan fáciles: tablas contra una fuerte jugadora checa y derrota frente a un M.I. islandés (en una partida en la que yo lo hice todo: igualé en la apertura, busqué un plan activo en el medio juego y perdí el final).

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